Una de las cosas que más echo de menos del frío son los postres de horno.
Que los fríos también me gusta pero les falta algo.
Y sé que es ese algo.
En invierno, cuando haces un postre que necesita calor, hueles y te dan muchas más ganas de terminarlo para hincarle el diente pero con los fríos no pasa eso, no tiene ese olorcillo tan rico que invita a comerlo y es que están deliciosos.
Ya sabéis que soy muy de olores.
Pero cualquiera enciende el horno... Sólo lo encendí una vez este verano y por una buena razón ¿recordáis la Tarta Arcoiris de Martín? 😉
Pues eso es una buena razón.
Para todo lo demás, Tartas frías.
Y algunas de mis favoritas, a parte de las de fruta, son las tradicionales, las de toda la vida pero en frías 😊
Y no podía faltar la Tarta Tiramisú.
Me considero fan número uno del Tiramisú, es uno de mis postres favoritos, y hace tiempo os dejé la recetilla en el Blog y hoy os la vuelvo a dejar aquí.
Ambas recetas están buenísimas pero la más fácil es la segunda ya que no requiere elaboración en caliente, sin embargo, como veréis un poco más adelante, esta sí requiere fuego.
Pero si tuviera que elegir una, me quedaría con esta 😊
No me enrollo más.
La receta la he sacado del Blog de Megasilvita, como siempre os digo, me encantan sus recetas y son muy fáciles de seguir 😉
¡Vamos con la receta!
Tarta Tiramisú
Ingredientes crema:
- 500 gr de mascarpone
- 5 yemas
- 120 gr de azúcar
- 40 ml de agua
Ingredientes almíbar:
- 100 gr de azúcar
-100 ml de agua
- 200 gr de café
- 15 gr de licor
Empezamos elaborando el almíbar donde bañaremos nuestros bizcochos de soletilla, así, se enfriará por completo cuando lo vayamos a usar.
Ponemos el agua y el azúcar a calentar y dejamos hervir 5 minutos, añadimos el café y el licor y retiramos del fuego, dejamos que infusiones y enfríe.
Yo he usado ron porque me encanta el sabor que le da aunque el original lleva Amaretto.
Continuamos con la crema; elaboramos un almíbar con el azúcar y el agua que nos indica en el apartado de la crema y lo llevamos hasta los 118ºC. Al mismo tiempo, montamos las yemas hasta que blanqueen y hayan duplicado su volumen.
Cuando el almíbar llegue a la temperatura indicada lo echaremos sobre las yemas en forma de hilo y con mucho cuidado de no quemarnos, batimos hasta que se enfríen y se haya vuelto a duplicar el volumen, tardará unos 10 minutos aproximadamente.
Mientras las yemas y el almíbar se enfrían empezaremos a ablandar el queso mascarpone con una espátula hasta que tengamos una crema sedosa y sin ningún grumo.
Mezclamos las yemas con el queso con movimientos envolventes y con cuidado de no bajar la mezcla, debe quedar una crema lisa, suave y sin grumos. Dejamos reposar unos minutos en la nevera mientras preparamos el molde de montaje.
En el plato o base que más nos guste montaremos la tarta, usaremos un aro de montaje de 17 cm aproximadamente. Yo no tenía aro de montaje así que usé el "aro" de los moldes para hornear.
Lo forramos con acetato y lo colocamos en la base que hayamos escogido.
Empezamos mojando los bizcochos en el almíbar de café y licor, que ya habrá enfriado, y los colocamos en la base, intentaremos tapar todos los huecos para que, al menos, tenga una base consistente.
Echaremos un poco de crema y alisaremos con la lengua o la espátula. Volveremos a colocar los bizcochitos mojados y echando más crema, así hasta terminar con la crema, a mí me salieron tres capas.
En la última capa de crema alisaremos a conciencia y meteremos en la nevera 4 horas o toda la noche.
Para desmoldar del acetato yo lo metí una media hora en el congelador y sale muy bien. Espolvoreamos cacao por encima y degustamos bien fresquito, que de eso se trata 😊
Aunque parezca complicado y engorroso es muy fácil, no se tarda mucho y son cosas que puedes hacer al mismo tiempo así que no hay apenas tiempos muertos.
No está muy dulce y no es para nada empalagoso, dan ganas de comerse toda la tarta entera 😋
Así que si sois muy golosos es mejor que os escondan esta tarta.
Entonces, ¿con cuál os quedáis? 😉
¡Hasta pronto!
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